JUSTICIA INDIGENA
El acto de purificación efectuado como sanción a dos presuntos
homicidas, el sábado anterior, en la comunidad El Cercado (Imbabura),
pone en entredicho la imparcialidad de la justicia indígena.
Ello si se compara la pena impuesta por la asamblea de esa población
del cantón Cotacachi a los dos miembros de su comunidad y que incluye
otras cuatro sanciones leves, con otros casos de juzgamiento, según
costumbres ancestrales, ocurridos en la misma zona y en otros sitios del
país.
En otras ocasiones, sobre todo si los acusados no son habitantes del
lugar y, peor aún, si son mestizos, los castigos inflingidos rozan el
límite de la tortura para delitos mucho menos graves que un presunto
asesinato.
Por ejemplo, cuatro meses atrás, la “purificación” de tres mestizos
acusados de robar ganado tomó otro matiz y se tornó violenta en la
parroquia San Rafael de la Laguna, perteneciente al cantón Otavalo. Para
empezar, los acusados fueron retenidos durante una semana por los
dirigentes de la comunidad de Huaycopungo.
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